sábado, 3 de octubre de 2020

LAS PAPAS Y LOS ERTES

 En la historia de las islas, la agricultura ha tenido dos lecturas, la alimentación de los isleños y la exportación. Ahora, hemos olvidado tales lecturas, hemos monetarizado todo, separando la agricultura del estómago y, por supuesto, del paisaje y el paisanaje.

Las papas y el gofio juegan un papel importante en la alimentación de los canarios. El gofio lo hacemos con cereales importados, tema entendible dadas las limitaciones que impone la geografía para cubrir la demanda interna. No es el caso de las papas, que podemos atender la demanda interna si aportamos precios rentables para los agricultores.

Tenemos suelos en las medianías canarias, desde Fontanales a Llano Negro, que nos pueden autoabastecer la mayor parte del año, en muchos casos con cultivos de secano o con un par de riegos, incorporando una cosecha de invierno en zonas bajas o en los sotaventos de las islas (Punta Gorda, Vilaflor, Arico)

Papas son cultura, paisaje, economía, prevención de incendios, estabilidad demográfica en las islas. Son mucho más  que dinero, el coste del kilómetro 0 en la cesta de la compra. Las papas de Israel, Egipto, Inglaterra, no sólo dan puestos de trabajo fuera de las islas, es también la degradación social y ambiental de nuestro agro, nuestra cultura.

Hemos de destacar los precios que no cubren los costes a los agricultores, ya que con 0,60 o 0,70 €/ Kilo para el agricultor, no consigue 0,50 €/ Kilo. Precios que hacen que estemos perdiendo agricultores, cultivando solo el 50% de lo sembrado hace unos años, ¿7.500 Has.?



Resulta curioso conocer que el día 29/09/2020 teníamos papas inglesas a 0,52 €/ kilo, algo más que el coste de los fletes, mientras en el mercado de Londres cuestan el doble, ¿estrategias de dumping?. Y en Mercamadrid, las papas superaban los 0,80 €/kilo de aquí.

Otra lectura, las papas de color: Negra oro a 4,85 €/ kilo, o la colorada baga, estas tienen precios con las que los agricultores cubren costes, sin embargo, en los suelos ideales para su producción, -como Icod el Alto, Tierras de Mesa, y otros puntos en Gran Canaria y La Palma-, hoy hay un alto porcentaje de suelo baluto,  cubierto de zarzas, con suelos devaluados, «lo

nunca visto», por la venta de tierra, en la que cada m2 cuesta menos que un kilo de papas de color.

Sufrimos una devaluación económica y cultural del campo. Decimos esto, porque estamos convencidos de que los recursos públicos no los debemos destinar solo al mantenimiento del sector servicios, llámese ERTEs u otras ayudas sociales. Según declaraciones de la ministra de trabajo se ha gastado en ello hasta septiembre, algo más de 8.000 millones en toda España, en los que Canarias obtuvo algo más de 1.100 millones.

El campo y el medioambiente demandan más recursos públicos, menos declaraciones bonitas y más compromiso. A los autónomos del campo no los incluyen los ERTEs.

Tenemos razones para entender que volver a los 16 millones de turistas en Canarias tiene muchos interrogantes. Los hechos ponen de manifiesto la necesidad de la diversificación. Hay razones económicas, sociales y ambientales para que la agricultura juegue otro papel.

En el debate de estos días, sólo aparecen los recursos y los plazos para solicitar los ERTEs como tema social, contando días y horas. Lo entendemos, pero hablemos también del campo, del medioambiente, de la diversificación económica, de una sociedad más solidaria.

No es entendible que tengamos un alto nivel de paro y los campos estén cubiertos de cenizos y zarzas, y aquí y ahora, no vemos propuestas, alternativas, para una economía más diversificada, menos dependiente, que demanda recursos públicos y protección, con barreras a las importaciones de aluvión, como ha ocurrido este año con las papas y otros productos.

No se entiende que importemos 60 litros de leche por habitante al año, 13 kilos de queso, 45 kilos de carne de bovino, porcino y pollo, 30 kilos de papas por habitante /año. No debemos importar papas mientras tengamos para autoabastecernos.

Precios mínimos garantizados para los que hacemos surcos, que cubran costes. Con aportes públicos, con otro campo más solidario. Estamos tapando una vía de agua en un barco sin rumbo, hagamos las dos cosas, tapar la vía y poner el rumbo.




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