domingo, 30 de abril de 2017

Sembrando campesinos

Hemos tratado en numerosos artículos los problemas del mundo rural, asociando agricultura y crisis demográfica, ya que tenemos en Canarias más de veinte municipios perdiendo población, con datos alarmantes en lo que llamamos relevo generacional, que no se produce, con menos del 3% de los activos en el campo y el medioambiente. En otro estado de cosas, hacemos referencia a la separación del sistema educativo-formativo y la cultura agraria, que se ha transmitido por la universidad de la vida, abuelos a padres, a hijos a nietos, conocimientos y experiencia básicos en el mundo rural, hoy en crisis.

Este año la lluvia de abril (la que suele salvar las cosechas) coincide con buenas noticias de la Consejería de Agricultura de la Comunidad Autónoma. Nos parece altamente positivo que se plantee un presupuesto con recursos económicos, con propuestas concretas, con nombres y apellidos puestos sobre nuestro territorio, con tiempo y fecha, en la que algo más de 350 jóvenes dispondrán de recursos económicos únicos, siete millones de euros ampliables hasta once, con una prima entre 18.000 y 70.000 euros por joven, con una subvención a la modernización hasta el 75% de la inversión, es decir, garantizándole una cobertura económica para comenzar a hacer surcos en la piel áspera del mundo rural canario, en el que queda mucho por hacer: bancos de tierra, garantía de precios de productos básicos, control sobre las importaciones, etc.

Entendemos que es un paso positivo que tenemos que apoyar, tanto por la cuantía como por la voluntad puesta para motivar la incorporación de jóvenes al mundo rural, ya que, hasta ahora, planteamientos de este tipo carecían de recursos y de voluntad política para su puesta en marcha.

No olvidemos el envejecimiento del campo canario y la baja ocupación que tienen los centros educativos y formativos vinculados a esta actividad, y cómo hemos de leer que los jóvenes que se incorporan a la nueva siembra de campesinos nacen como amapolas en la siembra del trigo, es decir, nacen en territorios en que los cuidados del campo se encuentran mejor. Por ejemplo, no es casualidad que predomine la incorporación de jóvenes en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, quedando dicha propuesta de manera testimonial en otras islas, en las que no se siembra casi nada, y en consecuencia las amapolas no nacen porque no hay labradores que siembren cereal.

Preparemos la siembra para los próximos años. Es buena hora, señor consejero y su equipo. Esperemos que esta siembra de campesinos espigue y grane, por el bien de dichos campesinos, y por un futuro de progreso y compromiso con esta tierra, tan necesitada de labradores que siembren sementera e ilusiones, y compromiso con los campos y las demandas de nuestro pueblo.

Hasta las amapolas prefieren las tierras labradas a los campos yermos. La siembra de campesinos es un compromiso con un campo y una sociedad.

miércoles, 26 de abril de 2017

Agua y sentido común

Estos días la naturaleza nos ha recordado un tema básico en la historia de las Islas: la sequía. Con la entrada de aire caliente del vecino continente, acompañado del polvo en suspensión, muchos cultivos se han visto afectados por golpe de calor.

¿Qué hemos hecho para reducir el efecto de estos fenómenos sobre la economía de nuestros agricultores? De todo no es responsable la naturaleza, con o sin cambio climático. Leamos lo que ocurre en Tenerife -situación que se puede extrapolar a otros puntos de Canarias-. Aquí hemos tenido un invierno seco y, sin embargo, numerosos barrancos de Anaga han vertido en el mar varios miles de metros cúbicos. Mientras tanto, en las medianías de dichas zonas no hemos construido depósito o red de riego alguno. Valga como ejemplo que en el mayor espacio de suelo cultivable de la isla, en una sola unidad física que se extiende desde Las Mercedes a Machado, prologándose hacia Acentejo hasta la balsa de San Antonio, y que son tierras de gran capacidad productiva, la cosecha de papas se habría salvado con uno o dos riegos. Sin embargo, ello no fue posible debido a la inexistencia de un plan de balsas y una red de riego que contribuya a potenciar los cultivos en las medianías húmedas, que este año han perdido gran parte de la cosecha por falta de agua para dar un riego o dos, es decir, 40 o 60 litros por m2 de cultivo, mejorando la economía de nuestros agricultores y el autoabastecimiento de nuestro pueblo.

En otro orden de cosas, seguimos con la falta de una política hidráulica más ágil, en la limpieza y mantenimiento de las galerías. Numerosas comunidades de agua no tienen gestión, sobre todo las de pequeño caudal (menos de 30 pipas/ hora), ante la burocracia papelera y la judicialización de las mismas, tras el desgraciado accidente de Piedra de los Cochinos, a lo que se une la pérdida de gestión de numerosas comunidades en manos de la tercera o cuarta generación, que ignora incluso la localización de las galerías, y a una administración alejada de la problemática de que Hacienda no reconozca los gastos en el mantenimiento de las comunidades, ni tan siquiera los costes de la energía necesaria para la elevación de agua de los pozos, etc.

Es necesaria otra política hidráulica, que priorice el agua de las zonas altas, tanto para la población como para los cultivos, es decir, para que los agricultores no tengan que competir con el turismo en la costa, que puedan utilizar agua desalada. Las balsas de Fasnia y Trevejos son ejemplos de que el mercado no debe ser la única regulación que tenemos sobre el uso del agua. Con galerías en Guía de Isora y Fasnia y otros casos en balsas del Norte, vacías por pura ineficiencia, este es un tema grave que hay que atajar, pues estar vacías afecta no sólo al riego, sino a la prevención de incendios.

Tenemos otras asignaturas pendientes, como la depuración y la reutilización de aguas negras, con casos como La Laguna-El Rosario, en los que debemos depurar y reutilizar las aguas en el entorno.

Otra cultura sobre la economía del agua en los usos urbanos debe imponerse, ya que tenemos una lectura equivocada sobre el agua y una supuesta abundancia, con desaladoras que nos sitúan en la Arcadia feliz. El colegio y la sociedad tienen que hacer un esfuerzo de mentalización sobre el agua, como recurso escaso, y sobre todo la calidad de vida que genera una gestión más sostenible de un bien que, en el caso de Tenerife, ha sufrido el deterioro del acuífero con consecuencias directas sobre la producción de las galerías, que han pasado de producir más de 180 hm3 en 1980 a situarse en menos del 50% en estos momentos. Es en este plano en el que debemos hablar del agua y otro marco político, cultural, sobre el líquido alimento, en el que las obras hidráulicas con otra cultura en su administración nos obligan que busquemos gestión aquí y ahora con mayor eficiencia, tanto social como ambientalmente.

Está en nuestras manos un mejor uso del líquido elemento, que aprendamos de los maestros que construyeron miles de galerías y pozos que aún aportan el 80% de la demanda.

domingo, 9 de abril de 2017

Canarias y Guyana

La semana pasada hubo una importante reunión en Bruselas de las llamadas regiones ultraperiféricas, con una nutrida asistencia canaria, y la ausencia del mayor territorio de los ultraperiféricos, la Guyana, ya que los problemas sociales no han permitido salir a sus responsables políticos. En estos momentos existe un levantamiento en un territorio rico en recursos y pobre para sus moradores, situación que hace que estos días varios ministros del Gobierno francés se hayan desplazado a la Guyana (Matthias Feckl, ministro del Interior, y Ericka Bareigts, ministra de Ultramar), proponiendo invertir más de mil millones de euros, asumiendo que dicho territorio es uno de los más pobres de Francia.[1]

Guyana es un territorio como Portugal (90.000 km2), con sólo 260.000 habitantes, con una actividad económica pobre, sin apenas agricultura, algo de pesca y minería, siendo su principal fuente de ingresos una base aeroespacial (Puerto Espacial Kourou), mientras importan gran parte de los alimentos y apenas explotan un territorio rico en recursos.[2]

Población pobre en un territorio rico, ya que la población es hija de un sistema esclavista y de marginales, puesto que fue cárcel colonial, lugar utilizado para aparcar los problemas de la sociedad francesa. Desde la metrópolis desterraron aquí a los seguidores de Robespierre, pero también gran parte de la delincuencia y marginales del continente. No enviaron a la Guyana a los mejores agricultores y ganaderos, y ahora hay que importar gran parte de los alimentos, mientras que la población se concentra en Cayena y Saint-Laurent du Marconi, esperando el "maná" del exterior. Por ello, los planteamientos comunitarios de acercar social y geográficamente economía y población en una sociedad más solidaria en la llamada ultraperiferia tienen que sembrar y plantar riqueza humana, no sólo euros y excedentes agrícolas de la metrópolis.

Canarias tiene un capital humano en un territorio con pocos recursos, capital que sufre un deterioro económico cultural en temas ambientales, y falta de compromiso con el medio y su cultura, tema este que queremos resaltar, ya que en un corto periodo de tiempo nuestro pueblo fue capaz de domesticar una naturaleza hostil, con una riqueza cultural que hizo productivas lavas y rocas casi calientes. Se han establecido todas las culturas agrícolas del planeta, exceptuando la del arroz. Aquí hemos manejado nuestro campo, desde la cultura de lo más árido, Los Nabateos (Petra), a la cultura de los Andes (papa, maíz, batata), o a la europea atlántica (el castaño), y qué decir del mundo mediterráneo y caribeño, de la viña, la higuera o los aguacates.

Canarias ha viajado a Bruselas con planteamientos reivindicativos: la incorporación de jóvenes o la potenciación del paisaje rural, con ejemplos como la pérdida de superficie de viña que sufre el sur de La Palma, que debemos frenar, o la situación del Malpaís de la Corona en Lanzarote (rabo de gato en lo que antes eran extensos campos de vid). Es lamentable que mientras se venden todos los vinos locales dejemos de cultivar, importando más de treinta millones de litros de vino foráneo, y, a la vez, tenemos los campos cubiertos de aulagas, vinagreras, magarzas, zarzas, hinojos..., con más de veinte municipios perdiendo población. Son referencias que podemos corregir. Los centros de formación profesional, la escuela y la familia tienen mucho que hacer transmitiendo tradición, y los consumidores demandando productos de la tierra. La visita de urgencia de los ministros franceses a la Guyana por problemas relacionados con el estómago indica algo básico en la historia de la humanidad: gran parte de los cambios sociales son hijos del estómago y no de la cabeza. Hagamos con nuestras cabezas los cambios que esta tierra se merece. Dignifiquemos económica y socialmente a nuestro campo y los campesinos.

En Guyana sobra agua y tierra, faltan campesinos, faltan ilusiones y compromiso. Aquí todavía tenemos una minoría que defiende el campo y tiene ilusiones, cuidemos nuestros campesinos.

La semana pasada nos oyeron en Bruselas. El modelo de Guyana no es la alternativa. Dignifiquemos los surcos y a los surcadores. Hagámoslo con cabeza, no esperemos a las leyes del estómago.