viernes, 28 de septiembre de 2018

La viña y el vino, lectura de una crisis

Solemos mirar a los políticos para responsabilizarlos de los problemas de la sociedad. Sin embargo, aquí aparece una crisis de base, en un sector que ha tenido apoyo económico, en unos casos para mejoras, bien sea espalderas, red de riego, bodegas, incorporación de profesionales, en la enología, con mejoras importantes en los vinos, además de ayudas económicas por ha cultivada (si bien, en este último aspecto, solo las reciben unas 4000 ha, es decir, aproximadamente la mitad de las ha cultivadas).

¿Alejamiento entre agricultor y campesino?

El vino ha sido una referencia básica en la sociedad, desde la misa a los rituales de las elites o el consumo por los menos afortunados. La bodega familiar y el pedazo de viña era básica en los secanos pobres, como complemento que hacía productivos los suelos más ásperos, sobre todo conos volcánicos y coladas lávicas poco evolucionadas.

La crisis la hemos fabricado entre todos, en alegato que el campo es duro y mal pagado, que no hay vacaciones, que las prestaciones sociales son peores, no admiten discusión. Sin embargo, ahora abandonamos la viña cuando menos esfuerzo requiere, como agricultura a tiempo parcial, con mejoras que hacen menos exigente el trabajo, caso de Lanzarote, La Palma, el norte de Tenerife, etc., y nos apuntamos en los deportes, y con horas de entrenamiento y esfuerzo, recorriendo montañas y barrancos, en otros casos cogemos olas, nos enfrentamos con montañas de mar. No digamos las horas que ponemos en las máquinas, bien sean de cuatro ruedas, o de pantalla plana, juegos que dañan la convivencia entre las personas, y de estas con la naturaleza que ahora queremos equilibrar corriendo por caminos de un campo sin campesinos.

Estamos ante una crisis económico-cultural con la tierra, con la cultura, con el medio ambiente, con el estómago, ignorando el entorno y la relación que tenemos como pueblo con el territorio, importando cada día más de 40 frigos de 20 toneladas de comida para las Islas, mientras el rabo de gato cubre las tierras del sur de La Palma. O no digamos cómo nuestros pueblos están rodeados de zarzas y maleza en las medianías de cinco islas, esperando que el fuego lo apaguen los drones, ya que el campo está huérfano de campesinos.

La sociedad urbana tampoco es solidaria con los campesinos, no demandamos productos de la tierra porque "son más caros". Miramos con la luz corta, comiendo en muchos casos excedente en una especie de vertedero en Canarias, como las papas a 0,20? ¿dumping social? ¿Qué decir de que una botella de vino producida en las Islas valga 11? en la bodega y cueste 60? en un hotel de la misma tierra?

¿Hay solidaridad con el campo? Es verdad que en los lineales del supermercado, los vinos de importación compiten mejor por su precio asequible que los canarios, pero hay que entender que nuestros vinos cuestan más porque valen más, ya que mantienen una sociedad, una cultura y un paisaje sin maleza, lo que protege frente a los incendios, hace productivas zonas con dificultades para otros cultivos, genera puestos de trabajo y crea un valor añadido, aportando unos productos únicos tanto para propios como extraños.

Leamos lo que ocurre en la Venezuela que fue saudí, cuando los llamaban en Miami los "indios baratos", ahora a este país solo lo podemos comparar con Somalia. No sembraron el petróleo, nosotros tampoco sembramos el turismo.

La viña requiere una cultura que mire para dentro, que dignifique la relación del hombre con naturaleza, el esfuerzo y el trabajo, en una lectura de un paisaje y un paisanaje. Una cultura con el territorio y su gente que ahora venden y trafican unos vendedores de humo, vía wifi. Una cultura que es mucho más que de usar y tirar y unos supuestos derechos sin obligaciones.

La rentabilidad media en horas nos empobrece como pueblo que plantaba árboles para la próxima generación. Cuando éramos pobres.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Icod de los Vinos o Icod de las Zarzas

En una lectura del noroeste de Tenerife, se pone de manifiesto una crisis agraria y demográfica, de un campo sin campesinos en toda la zona alta, quedando como cultivo la franja costera entre San Marcos y El Rincón en Buenavista. La zona alta, sobre todo entre el barranco de La Chaurera (San Juan de la Rambla) y Erjos, es un campo con apenas surcos, cubierto de zarzas, espinos, helechos, etc., quedando pequeños focos vivos, como la Cooperativa Las Medianías en San José y las hortalizas en Santa Bárbara, en Icod, el resto de las medianías, papas, frutales, millo, forrajeras, etc., apenas cuenta, siendo el municipio de El Tanque uno de los que menos tierras labradas tienen de todo Tenerife.

Valga como referencia Icod de los Vinos, municipio pionero en agricultura, bien de regadío, bien de secano, frutales, papas y, en particular, viña. No olvidemos que los suelos reúnen materiales volcánicos recientes, depositados por los volcanes del Teide y el Pico Viejo. Suelos poco aptos para labrar y favorables para la vid.

Crisis de valores, crisis cultural: Icod ha perdido más del 50% de las tierras cultivadas hace unos años, de tal manera que apenas quedan unas 100 ha de viña, cultivando en estos momentos menos viña que La Laguna, Tegueste, Arico, Granadilla, Santa Úrsula o La Victoria.

Crisis cultural: los niveles de paro, los requerimientos de la viña y la demanda local hacen que la crisis tenga mucho que ver con una degradación de lo local, ya que importamos más de 50 millones de litros, es decir, más de 20 litros/habitante, y un año más de 30 kg de papas por habitante. Aquí y ahora, no miremos para el surco, poniendo dinero público en supuestos puestos de trabajo, en actividades como la eliminación de rabo de gato, mientras las tierras balutas están totalmente cubiertas de penisetum cetaceum y los potenciales campesinos están pendientes de unas pagas que los alejan del campo y de una mejor gestión ambiental.

Dignificando económica y culturalmente los trabajos en la tierra, asociando tierra, trabajo y recursos públicos, penalizando las tierras balutas, favoreciendo los bancos de tierras y la adquisición de productos locales. Así es como se debe luchar contra el rabo de gato. La escuela y la formación tienen que mirar para el interior.

Es contradictorio que solo estemos pendientes de que vengan más turistas, para luego ponerles papas arrugadas de Egipto o Inglaterra. Esto pasa tanto en el mundo urbano como en el rural, llegando a servirse vino de Chile en El Amparo o en El Guincho.

Las tabaibas y el rabo de gato ahogan los parrales o las huertas sorribadas por varias generaciones ignoradas por la modernidad, acomplejadas del campo y los campesinos. ¡Qué mal leemos la cultura de ayer, que no es el pasado y la miseria, es dignidad, esfuerzo, compromiso con la tierra y con sus gentes (las galerías, los canales de agua, los molleros, las sorribas, los malpaíses cultivados, etc.)!

Los vendedores de humo a los turistas, los guías, han de tener más conocimiento del entorno, del trabajo y el compromiso de nuestra gente. Los campesinos no los podemos presentar como a los indios en la reserva, maltratando social y económicamente los productos locales, poniendo en la mesa papas y vinos de importación, mientras los agricultores y ganaderos tienen dificultades para vender su cosecha. La mesa es un fraude que degrada nuestra cultural y el compromiso con la tierra y una sociedad sostenible.

No todo tiempo pasado fue mejor. En la época predemocrática di una charla en la ermita de Santa Bárbara, invitado por los Chicaneiros, sobre las papas y la viña. En esa época los agricultores sufrían una alta marginación, que son parte de la cosecha que tenemos ahora. Dicho encuentro fue vigilado por la guardia civil por considerar que era un acto subversivo. Ahora tenemos oportunidad de hablar, pero también de sembrar campo de otra manera, hemos de poner ilusión y compromiso en que otro campo y otra sociedad son posibles.

viernes, 14 de septiembre de 2018

La Guancha: un oasis que se seca

Los que conocemos Tenerife en los últimos 50 años, tenemos una lectura difícil de dicho territorio. El pueblo de La Guancha fue un foco de participación y libertad en el norte de la isla, en torno a su casino. Teníamos un foco de luz y compromiso con la democracia. La riqueza estaba mejor distribuida, la tierra repartida, los niños tenían más escuela, y las estructuras de poder fueron menos opresoras que en el entorno, como en Icod o San Juan de la Rambla; no digamos lo que ocurría en La Orotava y los campesinos de las zonas altas (Benijos, Camino de Chasna).

Aquí se celebró un congreso sobre papas en el que participó el director del Instituto Escocés de papas, organizado por el investigador y director del CSIC en Madrid, el doctor Antonio Bello.

Aquí nació el primer sindicato agrario en Canarias, la COAG, Calle el Sol, nº 1, promovida por Rafael Jiménez, Pedro Molina, Manuel Caballero y otros. Se presentó en el Casino de la Guancha, acto en el que intervino el primer ministro de agricultura de la democracia, Jaime Lamo de Espinosa, quien debió lidiar con los problemas con las primeras importaciones de papas inglesas para consumo local.

Esta zona en esta época fue un emporio de libertad y riqueza, con muchos universitarios, con una economía mejor distribuida. El casino, a diferencia del entorno, no era elitista, como en La Orotava, San Juan de la Rambla, la Cruz Santa.

La Guancha fue pionera también en alumbramiento y canalización de agua, comparable con Arafo y Fasnia, pueblos también de riqueza repartida. Centros de producción, como la cooperativa Fuentes de La Guancha, exportaban papas tempranas para las Islas Británicas.

Contemplar las zonas de cultivo de antaño, desde Topete, Fuente La Guancha, La Canaria, Cerro Gordo, Las Palomas, da sentimiento, pues actualmente están cubiertos de maleza, desde granadillos a zarzas y helecheras. A esto hay que añadir la devaluación de las tierras de cultivo. Actualmente se vende a 1 euro el metro cuadrado, mientras que hace unos años valía entre ocho y diez (lo que pone de manifiesto que hay una diferencia entre precio y valor, donde, por ejemplo, no se tienen en cuenta costes como el de la sorriba). Se ha devaluado el trabajo de lo nuestro, mientras comemos papas cultivadas por campesinos ingleses, chipriotas, egipcios. En el año 2000 sembramos en La Guancha 382 has de papas; en el año 2016, apenas fueron 70 has.

La maleza rodea todas las cosas. El oasis se seca, todos tenemos alguna responsabilidad, desde el sistema educativo, la familia, hasta los responsables políticos, que miran para afuera y asocian el voto con pan y circo. El vecino Manolo Reyes sacó un bando en el año 2009 requiriendo a los vecinos sobre la limpieza de los entornos de las casas y vías públicas, y sobre la retirada de maleza como lucha contra el fuego. También habló de un posible banco de tierras con aporte de semillas, y los votos lo castigaron.

Necesitamos mirar para adentro, revalorizar lo nuestro. Hoy es posible cultivar y limpiar gran parte de las medianías, no solo como elemento económico, sino, sobre todo, como un recurso ambiental. No olvidemos cómo la maleza rodea numerosos caseríos. No olvidemos lo ocurrido este año en California, con incendios en los que los medios aéreos y los bomberos no han podido con ellos.

No sigamos mirando para el exterior y marginando lo pequeño, lo próximo, lo nuestro. Otra Guancha es posible, dignifiquemos nuestra cultura, nuestro paisaje.

La crisis del oasis guanchero no se debe al cambio climático, sino al cambio cultural. Está en nuestras manos cambiar las cosas y darle valor a lo que realmente lo tiene.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Papas canarias: el paro y las papas.

Estos días nos presentan como noticias dos hechos: por un lado, el crecimiento del paro en las Islas y, por el otro, la importación de papas para consumo en los primeros días de septiembre, con un alto volumen de esta última, y que en buena lógica debemos entender ya que hemos pasado de sembrar 15.000 has hace treinta años a solo unas pírricas 4.000 has este año, importando el pasado año algo más de 69.000 Tm3,, lo que supone haber perdido, solo en el cultivo de la papa, más de 10.000 puestos de trabajo. No podemos mirar solo para el sector servicios como alternativa laboral; cuando importamos papas, importamos paro y miseria social y ambiental en nuestra tierra.

El campo es posible y hoy genera calidad de vida, ya que en los pueblos han mejorado las comunicaciones, la sanidad y este año, en el caso de este cultivo, los agricultores han conseguido entre 0,40 y 0,80? por kilo (no todos podemos ser funcionarios o camareros). Además, tenemos manera de mecanizar gran parte de las faenas en el campo, el suelo no es una barrera como hace unos años, con cargas feudales con los dueños de las tierras.

Hoy hay terrenos para cultivar en las medianías húmedas, en el norte de las islas, terrenos en que los que podemos cultivar papas, cereal, legumbres,? para contribuir también a crear una barrera entre las zonas pobladas y el monte. Actualmente, miles de hectáreas cultivadas hace unos años de papas y cereal son hoy matorral, apropiado para el fuego.

Papas y paro?. Ante la crisis agraria, este año 2018 nos adelantamos importando papas de consumo en los primeros días de septiembre. La corta cosecha propia este año solo dio para cubrir el mercado de unos pocos meses, centrados entre los meses de mayo y agosto. No tenemos campesinos y sí tenemos más parados. Las papas son un cultivo que permite vivir de la tierra. Hemos hablado con numerosos agricultores que les va bien, las papas las han vendido con precios que garantizan costes, situándose, por ejemplo, en el caso de las variedades antiguas (papas de ) entre dos y tres euros.

Faltan agricultores con ilusiones y ciudadanos que valoremos comprar y dignificar la producción de la tierra. Se requiere un cambio de mentalidad que tiene que ver con un pueblo que reconozca el trabajo y el esfuerzo de nuestros campesinos, y que también entienda el autoabastecimiento como un valor, una oportunidad cultural y ambiental. Las papas inglesas exportan parados para Canarias, y además lo hace a unos precios (este año cuestan en torno a 0,80?/kilo) que para nuestros agricultores serían rentables.

Superemos la leyenda anticampo, incorporando hombre y mujeres, sin alergias al sacho, al merry, al tractor, etc, Superemos las leyendas degradantes de la papa suave.

El Consejero de Agricultura del Gobierno de Canarias y algunas instituciones locales: Cabildos, Ayuntamientos, han mejorado la actitud hacia el campo, con actuaciones orientadas a reducir el coste de la semilla, los frenos a la importación cuando tenemos cosecha propia, las mejoras de Cultesa en las variedades locales, la actitud de restaurantes y hoteles hacia la producción local y últimamente los colegios demandando productos de la tierra. Otro campo es posible si cambiamos de mentalidad.

Papas de importación es igual a aumento de parados y campos cubiertos de maleza.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Icod de los Trigos: agricultura y cultura

La devaluación de lo rural, de la agricultura y la ganadería, no solo tiene que ver con los ingresos económicos de los que trabajan la tierra, sino que implica también una devaluación de la cultura rural. Hace unos años, las fiestas en los pueblos tenían dos componentes, lo religioso y lo festivo vinculado al entorno, asociando la fiesta con la cosecha, con la actividad agroganadera, y con referencias a los maestros de la tierra desde el cultivo al folclore. Había ferias con referencias a lo conseguido en el medio, con ejemplares de ganado o productos que creaban estímulos, semillas mejoradas, destreza en faenas agrícolas, etc.

Teníamos incentivos para mejorar e innovar, en tener modelos, luces que alumbraban el camino, el ayer y el mañana. La fiesta tenía mucho de lúdico, pero también de encuentro, de enriquecimiento cultural y social. Ahora, la fiesta ha homologado la geografía, la cultura local, la cantidad de decibelios, las luces, las banderas y los es. La "cultura de botellón", olvido e ignorancia de lo local , de su geografía y de su economía, desde Icod de los Trigos a Barlovento.

Icod de los Trigos es un ejemplo de libro, ya que se trata de una comarca con personalidad propia, no solo separada por los acantilados de Tigaiga y Ruiz, sino también muy vinculada al monte, a las Cañadas del Teide y al pastoreo (Casa del Queso). Además siempre ha tenido complementariedad económica con el sur, a través del intercambio de semillas y alimentos con el sotavento de la isla, la Virgen del Buen viaje, patrona de la Cruz de Tea e Icod de los Trigos, dados los vínculos de ambas zonas y los riesgos en el invierno por el transito por las Cañadas y la importancia de los arrieros y los pastores, humanizando Las Cañadas, las nevadas y los caminos de la Cruz de Fregel y La Degollada, fiesta del Tenerife interior, suspendida por Madrid en la década pasada en nombre del medioambiente, prohibiendo incluso el tránsito de ganado por Las Cañadas ante la supuesta contaminación.

Icod el Alto es de las comarcas con más personalidad en la agricultura de medianías en Canarias (papas, cereal, millo, chochos, rotación de cultivos), siendo una referencia en las papas bonitas, negras, adas de bagas , azucenas, etc. Aquí y ahora solo hacen un acto de siega con hoz dedicado a Don Diego Pérez, hoy afortunadamente el trigo lo siega una máquina, la hoz no debe ser una referencia de futuro.

Icod de los Trigos: fiesta y campesinos.

En una farándula fiestera de varios días no hay hueco para tomar como referencia los cultivos y a los maestros de la tierra. No hay tiempo para reconocer su labor, su conocimiento, su voluntad de trabajo y los aportes de sabiduría y compromiso con la cultura de lo rural, pero sobre todo el haber transmitido a una generación joven los conocimientos, la entrega, la cultura de la tierra.

En esta zona, tenemos afortunadamente unos jóvenes que siembran y cultivan parte de las tierras que enriquecen un paisaje cultivado en las medianías. Mientras tanto, el resto de la isla es un zarzal, helechal, hinojal o espinal, campo ideal para la propagación del fuego, temas que queremos resolver con drones, con hidroaviones, con burócratas tras el ordenador o bien ordeñando el móvil.

Aquí la fiesta está cargada de decibelios, luces y banderas, mirando para fuera, para una farándula en las que los Messis y Ronaldos son los ídolos, fomentando una generación antisacho, anticampo, que ha olvidado y marginado una cultura que ha sido útil en el espacio y en el tiempo, en la vida y economía de un pueblo que hoy puede hacer más productivo un territorio, generando alimentos, cuidando el medioambiente, pero sobre todo, dignificando una comunidad con su entorno, con su salud, con su paisaje y paisanaje, dignificando social y culturalmente a los icodalteros con su paisaje y con su tierra.

Las fiestas y la dignificación del campo son posibles, hagamos un homenaje a los maestros de la tierra, que mantienen variedades de papas locales, mejorando, haciendo rotación, y cuidando, como de hecho ocurre con el trigo de barbilla, que tanto luchó por mejorar el maestro Pedro Molina.

Hagamos un acto de encuentro y solidaridad con los maestros de la tierra, y con los brillantes alumnos olvidados por los urbanitos y urbanitas de Icod de los Trigos.

Un abrazo, campesinos