sábado, 14 de septiembre de 2019

CAMBIO CLIMÁTICO: MODA O COMPROMISO

Parece que nadie pone en duda los cambios importantes en el clima del planeta. Trump, pretende hacer el faro del NO, tal vez por razones electorales o por ignorancia. En Canarias, todos asumimos tal situación, sin embargo, hacer la tarea es otra cosa (declaramos “alerta climática”, creamos concejales de cambio climático, bla, bla, bla)

Predicar y dar trigo:

En La Laguna, por ejemplo, quemamos la vegetación o utilizamos una empresa pública para retirar residuos en el solar para los fuegos del Cristo. No buscamos unos ganaderos que retiren los pastos con su ganado, creando tejido social, sembrando precedentes que animen al sector, deshaciendo los cortocircuitos que han limitado establos y ganaderos en el nombre de unas supuestas protecciones medioambientales. El fuego sin los pastores, y todo esto lo hacemos en el nombre del medio ambiente. ¿Qué dicen los concejales de agricultura y medioambiente?.

Cultura de ayer y entorno natural:

Ahora queremos poner puertas y cancelas, hacer parcelas en el medio rural (suelo de protección paisajística con al menos tres administraciones, reserva de…bla, bla, bla). Todo esto sin gestión de las administraciones. En muchos casos apenas existen propietarios, o los mismos han dejado inactivos los suelos, gran parte del terreno está indiviso, hasta tres generaciones, sin partición de los herederos.

A ello se unen las barreras ambientales que limitan los “lógicos” usos tradicionales, dejando en el limbo la gestión del territorio, que ha estado con nombres y apellidos en los últimos 500 años, y según parece los guanches tenían órganos de gestión de pastos, la chaurera/o. Ahora le pedimos a un ganado unas instalaciones complejas, tanto en el plano económico como en cuestión de papeles, estos últimos mucho más complicados. Sobran los comentarios sobre las dificultades que sufre el agro (leyes hechas sin contar con los campesinos, devaluación del trabajo, margen comercial de la intermediación, -léase el informe de COAG sobre los precios al agricultor y al consumidor de esta semana-, alimentos importados desde el otro lado del mundo, muchos de ellos en sistema dumping, o bien excedentes, etc.

La ética y la geografía me obligan a una lectura en voz alta, entre La Laguna y Tacoronte, ya que están en fiestas de El Cristo. Recorrer La Laguna desde Los Genetos-La Vega, el Ortigal, y alongarse a Tacoronte, Aguagarcía a Los Barrancos de San Juan, Las Lajas, etc. Campos cargados de malezas, qué decir de los barrancos cerrados por tártagos, zarzas, cañeros y otros matorrales. Barrancos que son un peligro tanto ante el fuego como ante unas lluvias, ya que son poco profundos y tienen población en sus proximidades, la vegetación crea balsas que anegan el entorno del cauce, que se desbordan.

Es decir, estamos ante una problemática compleja: campo cubierto de maleza de gran combustión, desde Moya a Barlovento, con barrancos cargados de vegetación. En caso de inundaciones ya no sería un tema de hidroaviones, sino de otra política ambiental – agroganadera.

¿Dónde queman los fuegos del Cristo de Tacoronte?. No pretendo hacer crítica política, ya que todos tenemos alguna responsabilidad en la cosecha cultural de nuestros políticos. Estas líneas las escribo, entre otras cosas, por compromiso ético, como implicado en numerosos incendios, destacando el del 31 de julio de 2007 a las 23:15 en una finca cargada de maleza, junto a las casas de Redondo –Icod, con llamas de más de 20 metros, y lo “contamos”, que ponen de manifiesto la ignorancia, de los que creíamos que sabíamos del fuego: viento y los tres treinta. Llegué a la conclusión de que la prevención es la única alternativa.

Estamos peor que en 2007, entre otras cosas, porque tenemos menos campesinos y peor dotación de recursos humanos, confiando mucho en los medios aéreos. No me puedo callar, sobre todo porque creo que tenemos una gran ignorancia de lo que sucede en el territorio. Con tiempo sur y viento, lo peligros que tenemos en los pueblos, sobre todo en las zonas del norte de las islas, sin campesinos. Es el caso del oeste de Tenerife, de Tierra de Mesa al Valle del Palmar, o en La Palma, de Puntallana a Hoya Grande, sin olvidar Breña Alta y Fuencaliente. Qué decir de La Gomera, de Agulo al Cercado, y lo que queda en Gran Canaria, de Moya a Arucas a Tentiniguada.

En toda la historia de Canarias, nunca habíamos tenido la superficie que ocupan las zarzas, cañeros, vinagreras, retamas, magarzas, etc., que tenemos hoy. No digamos los millones de m3 de combustible que tenemos en nuestros montes.

Y esto no tiene color político, es de todos. Otro modelo de gestión es posible si creamos nuevos órganos ambientales. Agencias de cambio climático, cerremos las que tenemos, que no funcionan. No pongamos más burocracia contra la especie que sufre la mayor crisis de la historia: los campesinos. No pongamos más barreras, cancelas, fielatos, y burócratas contra los cuidadores de la naturaleza y productores de alimentos. Cambiemos este “paisaje, cultura y naturaleza” en los que las palomas rabiches están mejor cuidadas que los campesinos, cuidemos la convivencia de ambos.

No extingamos los pastores y los agricultores en nombre del medio ambiente y el cambio climático.

sábado, 7 de septiembre de 2019

GANADERÍA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Tenemos lecturas a corto plazo sobre el cambio climático y el futuro. Parece claro que estamos ante una nueva época respecto a los modelos de vida, el clima, la naturaleza, el trabajo, las prioridades de la población, la demanda de cada uno de nosotros, los valores de los pueblos, etc.

En Canarias, hemos dado por hecho que el campo no es una prioridad dentro de la sociedad. Es más, las generaciones que gestionen el campo en los próximos 40 ó 60 años no serán campesinos. El modelo de vida y las prioridades sociales, no miran para el sacho o el tractor.

Un agricultor no se improvisa. La vida en el medio rural tiene mucho de vocación y conocimientos transmitidos en el entorno familiar, cosa que no ocurre en una sociedad que ha devaluado lo rural, tanto a nivel social como económico, con alimentos baratos y poca valoración de la producción local. Se desprecia el sector agrario (“El que sirve, sirve, y el que no para el campo”; “Estudia para que no tengas que coger la guataca”).

La gestión del campo no es sólo aporte de alimentos, es también, paisaje, cultura, seguridad, hoy muy devaluados. Se habla de economía circular, de kilómetro 0, pero no se ponen los medios. Con la contribución que hacemos al avance del cambio climático, el medio es cada vez más hostil (sequías, incendios, lluvias torrenciales, vientos), aparecen nuevas plagas y enfermedades, en un campo con o sin campesinos.

Ganadería y cambio climático

Hemos de entender que los mayores interrogantes para los próximos años están en vivir en el campo siendo urbanitas, es decir, pretender gestionar el medio rural con cultura urbana.

Los campesinos han aprendido a gestionar su entorno con pocos recursos del exterior, sin equipos mecánicos que apagan el fuego, sin problemas para las zonas pobladas. Cuando antaño se quemaba el monte, el poblamiento estaba fuera del fuego, los entornos no tenían combustible. Ahora la gente vive en el monte pero no vive del monte, vive en el campo pero no vive del campo. No quieren ganado, el gallo ha de cantar en horario urbano, que no moleste. Y las vacas en Lomo Largo (en el medio rural de La Laguna), han de tener pañal para ir al manchón, ya que ensucian los neumáticos de los coches. Hace 70 años teníamos vacas en la puerta del obispado, en San Agustín, en la Granja de Los Núñez (La Laguna).

Hemos visto estos días en Gran Canaria, que las zonas con más problemas han estado en la zona del alisio, ya que la vegetación tiene mucho pasto, -hablando en lenguaje campesino-, mucho combustible, -según los forestales-.

En este marco, pongamos un ejemplo. Dos ganaderos ubicados en suelos en los que los urbanitas rodean a los campesinos (en este caso en La Laguna – Tenerife): Telesforo y Germán. Uno con años y otro joven, ambos con vacas de toda la vida, pero el ultimo se está incorporando a la profesión; en ambos casos son ejemplo, referencia. Telesforo mantiene un suelo limpio entre San Diego y la Mesa Mota, cada vaca demanda unos 20.000 m2 de suelo limpio para vivir. Puede ser una referencia para las Canarias de los alisios, la superficie que demanda el vacuno para la prevención de los incendios, como en el caso que nos presenta Telesforo.

Germán tiene las vacas estabuladas y pastando, tiene numerosas dificultades, entre otras, de suelo, en la ladera este de la Vega lagunera, en donde le limitan el pastoreo y establo por supuestas categorías de suelo (“suelo de protección paisajista II”)

Terrenos valutos, focos de incendios:

Habrá que establecer algún criterio que penalice los terrenos sin gestión, cargados de maleza, dada la carencia de cuidados. Habrá que establecer un plazo de limpieza de los terrenos, que no debería ser superior a 2 años.

En una lectura de los barloventos de las 5 islas más occidentales, la situación es similar tanto en Puntallana, como Tacoronte, Agulo, Moya, La Guancha, Barlovento, Fontanales, etc.

En el otro plano está Germán Gutiérrez, con 21 años y 20 vacas, que le han limitado el pastoreo y establo en terrenos, por supuesta protección ambiental, cuando en ellos lo que abunda actualmente son cañeros y zarzales por abandono, y en consecuencia son terrenos para la propagación de fuego. Nos dice que hay jóvenes en disposición de incorporarse al campo, y la principal dificultad es humana, burocracia, papeles y más papeles, tanto para poner un establo como las categorías del suelo, y qué decir de los vecinos, incapaces de entender lo que implica habitar en zona agraria.

Cambio climático: parece que los veranos serán más duros. Estamos obligados a la retirada de combustible – pasto para el ganado-, y ello es posible con un marco legal que obligue a la limpieza de los campos, y que facilite que los jóvenes como Germán produzcan leche y carne, haciendo un trabajo ambiental básico, retirando la maleza en más de 100.000 Has, que cultivábamos hace unos años, y que ahora podrían generar miles de puestos de trabajo para la agricultura y la ganadería, generando un medioambiente más estable, para que lo ocurrido estos últimos días en Gran Canaria no sea una espada de Damócles en todas las islas.

Este nuevo marco legal es necesario tanto en el uso del suelo, como en el freno a la importación de productos lácteos y cárnicos. Y, sobre todo, es necesario un cambio de mentalidad de nuestro pueblo, dignificando económica y culturalmente a los que doblan la espalda, también a la hora de comprar.

La sociedad ha de incorporar a los agricultores y ganaderos como trabajadores ambientales.