La semana pasada el Ayuntamiento de Los Realejos sacó un bando prohibiendo que las cabras transiten por espacios urbanos, alegando problemas de contaminación por sus excrementos. Cuesta entender las pautas urbanizadoras en dicha corporación, máxime en los tiempos en los que nos toca vivir, en los que el campo y la producción de alimentos han resultado actividades vitales.
Recordemos que en la época del racionamiento y la miseria, teníamos en Canarias una hectárea cultivada por cada 5 habitantes En la actualidad las islas tienen 50 personas por hectárea cultivada.
En otro estado de cosas, apenas nos quedan pastores. Es más, tal profesión no sale de la facultad de "ciencias ocultas" de nuestra Universidad. Los que se dedican son hijos de pastores; es una actividad dura, que demanda vocación. Por ello, el máximo respeto y cariño a los pastores, entre otras cosas porque los necesitamos.