viernes, 22 de febrero de 2019

Los montes y la burocracia

Cuesta entender lo que hacemos en la gestión forestal de Canarias. Las leyes vigentes están alejadas de la gestión, de la cultura y la actividad agraria y ganadera, separadas del paisano, del conocimiento del entorno, olvidándose de la economía de los vecinos del monte, de la sabiduría de los campesinos.

Hacemos leyes que declaran categorías de conservación de los montes, ignorando el medio, pero sobre todo los usos y costumbres. Hacemos mapas de colores en los despachos, tras la pantalla de un ordenador, ignorando los usos tradicionales, la vida y las actividades de los que han gestionado el monte generación tras generación.

El monte es hijo de la naturaleza (suelo, clima), pero también de los gestores del territorio. La mejor o peor conservación de los montes tiene nombre y apellidos

Entremos en materia. En la montaña de El Pozo -en Barlovento-, han multado a un agricultor en una finca particular por corte a matarrasa, aplicando una ley que "protege" la naturaleza, limitando el diámetro del tronco a 15 cm, y la no eliminación de los despojos procedentes de la corta. ¿Cada día hay que barrer la zona como la plaza?

Las leyes y la ignorancia. Hemos de destacar que la zona sancionada era zona de cultivo hace solo 30 años, como lo atestigua la cueva de las vacas en el entorno, es decir, la faya o el viñátigo, con más de 15 cm, han crecido en dicho periodo. Aplicamos unas leyes de supuesta protección para las montañas de Jandía en Fuerteventura. Lo de matarrasa es otro planteamiento poco entendible -árboles para que aniden los pájaros- en Barlovento, donde la foresta rodea las viviendas.

Monte y economía. Estamos alejando la gestión forestal de los campesinos, de los usos tradicionales, mientras que en los veranos contratamos equipos aéreos, helicópteros, aviones etc., separando la gestión del monte de los vecinos. Apenas cuidamos los cortafuegos, las zonas de protección de los vecinos, imponiendo la burocracia para autorizar las labores forestales: varas, leña, carbón, monte para el ganado, o qué decir de una agricultura con manos agroquímicas.

El monte como actividad económica. Estamos importando carbón vegetal de Argentina o Cuba (carbón de marabú), con costes y peligros de introducir nuevas plagas en Canarias, y aquí generando paro y miserias. Monte y burocracia, aquí tratamos como delincuentes a los que hacen labores forestales, como es el caso de la denuncia antes comentada. Estas labores significan puestos de trabajo, a parte de carbón vegetal para restaurantes o leña para barbacoas. ¿Qué decir de las horquetas tradicionales, con precios más económicos que las horquetas metálicas, o de la materia orgánica para los cultivos, etc.?

La agricultura y la naturaleza han de estar en sintonía, para que los agricultores, o las empresas forestales, hagan una labor complementaria, en el plano económico y ambiental. La expansión de los montes en La Palma crea condiciones para una actividad agraria más ecológica, con un monte más preparado ante los largos veranos canarios y el fuego. Ahora un permiso para cortar monte suele superar los cien días, no digamos de la matarrasa o el no a las carboneras tradicionales. Con las leyes actuales tenemos más peligro de incendios, y lo que es peor, los pueblos se vacían, como en Barlovento, cerrando colegios. Los montes se hacen intransitables, y sólo los podemos contemplar del aire. Y el paro y la pobreza son la referencia de lo que ocurre, como el caso de la denuncia por realizar una labor positiva social y ambientalmente.

Hagamos las leyes para los pueblos y no para la burocracia, tratemos con respeto a los que trabajan. Las leyes ambientales han de estar vinculadas al sentido común, a la cultura de ayer. La gestión del monte es hija de los campesinos, ahora ignorados por los burócratas.

viernes, 15 de febrero de 2019

Barlovento y los cabuqueros

En ocasiones, en la historia de los pueblos, ignoramos o escondemos nuestra cultura, como comunidad, acomplejada de su ayer y en consecuencia del presente y del mañana. La historia de las galerías y los pozos, por ejemplo, ha tenido una lectura cargada de tópicos y adjetivos, poco objetivos, ya que el agua la asociamos a la naturaleza, como el aire que respiramos. En Canarias es un bien escaso y gran parte de la que obtenemos en galerías y pozos se debe al esfuerzo y al trabajo, en algunos casos de varias generaciones sacrificadas. Hoy quiero hacer mención a algunas de estas personas, y en concreto a los cabuqueros, término portugués que en Canarias lo asociamos a caboco(depresión profunda en un barranco), y que sería el trabajador especializado en la perforación de túneles de las galerías para la extracción de aguas subterráneas. Valga como referencia un acto que hacemos en Barlovento hoy, 15 de febrero, de encuentro con los cabuqueros locales e insulares.

Es bueno que sepamos que La Palma ha multiplicado por ocho las tierras regadas entre 1940 y 2018, significando más del 20% de las aguas no industriales de Canarias, mientras que la Isla apenas alcanza el 3% de la población canaria, con un gran desequilibrio entre población y recursos. En el caso de Barlovento, este municipio supera el 10% de los caudales alumbrados en la Isla, mientras que su población no alcanza el 2% de la insular, con un gran desequilibrio entre población y recursos.

Significa una cultura que devalúa el territorio y no crea estímulos de valores, donde se debe sembrar y plantar conocimientos, encuentro entre generaciones, conocer el ayer para entender el hoy y el mañana. Valga como referencia la galería de los Tocaderos, con algo más de 7.000 metros (con 6.400 en un solo frente, situándose el resto en ramales), y que es con toda seguridad la más profunda de Canarias, solo comparable a la de San José en Agache (Güímar), situada en la boca mina, a 400 metros de la plaza del Rosario y el frente Búcaro, en el límite con Garafía (barranco de Los Poleos). La galería de Los Tocaderos significa también otro posible récord de esfuerzo y compromiso intergeneracional, ya que los que iniciaron la galería en el año 1941 pagaron la cuota y no regaron con agua de dicha galería ya que alumbró algo más de cien pipas por horas en el año 2006, es decir, más de 60 años buscando el líquido elemento con ilusiones y compromiso. Por eso, esta semana hacemos un merecido homenaje a los cabuqueros y a los que, con ahorro y sacrificio, han perforado en La Palma 188 galerías de las que producen agua, 95 con casi 400 km, mientras 93 frustraron los sueños y los sacrificios puestos en las mismas con unos 70 km.

Tenemos la obligación de sembrar y plantar ilusiones, conocimiento, información de la historia local, dignificar un amplio colectivo que sembró gran parte de las mejoras que disponemos hoy de la fuente, el balde o garrafas, de los lavaderos públicos del aljibe y la miseria al agua corriente en las casas, de unos secanos, mirando y estudiando las cabañuelas, como ocurrió en el año 1948, en el que hubo que recurrir a Los Sauces por agua para lavar o para el ganado en Barlovento. No digamos lo que ocurrió en Tijarafe, Puntagorda, Fuencaliente, Mazo, Las Manchas, etc. En la actualidad es el municipio que dispone de más agua por habitante de Canarias. Barlovento, con 4.000 m3 cuando la media en Canarias no alcanza los 300 m3. La crisis de población de Barlovento es una crisis de cultura, de valores de trabajo y del esfuerzo ¿Estamos en crisis? ¿Crisis de valores? ¿Crisis de compromiso? "Con buenas tierras y aguas no hay crisis".

Espejismo urbano consumista que degrada el trabajo, el esfuerzo. La crisis demográfica en Barlovento es una crisis de valores: con buenas tierras y agua no se entiende, los holandeses valoran sus vacas, sus tulipanes, sus polders, Philips? nosotros, en cambio, devaluamos las sorribas, ignoramos a los que con una masa, un pistolete y con los músculos perforaron las galerías, moviendo una vagoneta sobre 400 km de railes, en muchos casos de madera. Dignifiquemos el ayer 'heroico' de un pueblo sin alergia a la guataca y al trabajo, que en muchos casos pusieron en las galerías parte de lo que demandaba el estómago. Enhorabuena, campesinos, pongamos en marcha un museo del agua, que dignifique un ayer que sembró el presente con más calidad de vida en 500 años de historia. Gracias cabuqueros y ahorradores para la construcción del actual presente.

viernes, 8 de febrero de 2019

Almendros huérfanos: paisaje y paisanaje

Estos días de febrero encontramos numerosas lecturas contemplativas del mundo rural, tema que nos parece bien, el acercamiento a la naturaleza y a la labor de los campesinos, la cultura del medio. Sin embargo, lamentamos que el tema sea lúdico-estético, "flores, es", y que separe el mundo rural del hombre, del esfuerzo, de la dignificación del trabajo.

Contemplar cómo están los frutales más sufridos de Canarias, desde Tejeda a Puntagorda, en la que en contadas ocasiones se cavan, podan, sin hablar de la no recogida de la fruta. Valga como referencia que hace unos años las almendras jugaron un papel en la alimentación de los canarios, siendo el cuarto producto en la exportación, tras los plátanos, tomates y papas."Almendros en Fitur". ido folklore, supuesta naturaleza, pero sin campesinos.

Leer las rutas de los almendros, que empezamos a promover hace mas de 20 años, las de Santiago-Tamaimo o Santiago-Arguayo, tiempos en los que limpiábamos hasta 6.000 almendros o higueras con recursos públicos, ya que teníamos voluntad de recuperar. En esos tiempos, la recuperación de las medianías pasaba por dos aspectos importantes, uno era cultural (visitas guiadas con lectura del paisaje y paisanaje, cosa que ocurre ahora, olvidándose de los campesinos), y otro era consiguiendo ingresos (mercadillo del agricultor en la localidad, se puso en marcha en la época de María Candelaria Pérez y Pancracio Socas -DEP-, hoy cerrado).

Este año nuestros almendros no tienen flores, puede deberse a factores ambientales, como la posible falta de frío, pero también a factores culturales, de los usos humanos, que han abandonado estos frutales dejándolos ahogados por la maleza. En su momento, pusimos en marcha actuaciones con la Asociación los Poleos (con José Álvarez Abreu al frente), en la que teníamos un sueño, dignificar los almendros del sotavento de Tenerife.

La limpieza y dignificación de uno de los espacios frutales de secano más amplio de Canarias, solo comparable con el noroeste de La Palma. Trabajo que mejoraba la lucha contra incendios y defendía unos cultivos de autoría, hoy en vías de extinción.

No queremos hablar de política, creemos que es lamentable que dejemos morir un paisaje cargado de esfuerzo y sabiduría para adaptar plantas a los suelos más pobres. Lavas casi calientes, tierras muy pobres, azotadas por vientos, heladas, sequías. Sabiduría basada en el acierto error, no codificada por escrito.

Podemos tener hoteles de gran lujo y cuidar los clientes, sin embargo, el paisaje de las medianías de Tenerife, la humanización de las lavas del último volcán de la isla picuda, con cultivos en su entorno, es parte de una tierra que brinda no solo sol y naturaleza, sino también cultura y esfuerzo, dignidad de un pueblo que domesticó cuanto gramo de tierra teníamos, incluso en la zona más seca en el sotavento de Tenerife.

El recorrido hacia Tamaimo-Arguayo, con unos higos pasados y almendras de la tierra, acompañado de un vaso de vino, también tiene estrellas. Dignifiquemos, demos valor a la cultura de ayer. Estos árboles equivalen a miles de esperanzas, plantadas o sembradas por campesinos que cuidaron con devoción y mimo, esperando que dieran fruto ante un entorno de miseria, de lucha y trabajo en un entorno sin galerías de agua ni de turismo. De una cultura de supervivencia que ahora llamamos cultivos sostenibles.

Los últimos cuidadores de dicho paisaje, Cipriano del Valle de Arriba, María Candelaria y José Álvarez, son parte de un paisaje que queremos contaminar -como diría Pedro Guerra-, otra lectura de unas islas ambiental y socialmente más justas.

Es bueno que los almendros los vendan en Fitur y otros puntos, pero con el compromiso de que no estamos vendiendo las últimas fotos de un pasado ruiniforme. Está en nuestros manos su recuperación, dignifiquemos a los agricultores, dignifiquemos una cultura de ayer y mañana, no olvidemos el pasado para no repetirlo mañana.

viernes, 1 de febrero de 2019

Venezuela y los frijoles

Nuestros pueblos han tenido y tienen unos vínculos históricos y de sangre que hacen que lo que ocurre al otro lado del Atlántico nos impacte. La actual coyuntura social nos preocupa, esperando sea lo más corta, dado el sufrimiento que tiene dicho pueblo, en temas tan básicos como los estómagos vacíos, aunque con el estómago lleno no se sabe mirar para el pueblo. Como dice el expresidente de Uruguay José Mujica, "con el estómago vacío no se hacen revoluciones".

Las relaciones entre los alimentos y los venezolanos ponen de manifiesto que las cosas se han hecho mal en un largo periodo histórico. Al depender del petróleo para alimentar a dicho pueblo, se ha ido sembrando una cultura del derroche y despilfarro dentro de una clase media separada del trabajo y el esfuerzo que sí vivieron y sufrieron muchos isleños, comprometidos con el país bolivariano, haciendo surcos y produciendo alimentos, sembrando señas de identidad en el paisaje agrario y paisanaje con un rico paisaje rural, pero también en la alimentación de los venezolanos. Los frijoles los conocimos en Cuba, en Venezuela son "caraotas"; en ambos pueblos son alimento básico, las llamadas proteínas de los pobres? valga como referencia del fracaso de la llamada Revolución Bolivariana el precio de las caraotas.

Los precios de los alimentos y los salarios como referencia. Un trabajador gana al mes menos de diez kilos de frijoles. Con 18.000 bolívares les da para dos kilos de queso o 60 huevos, con 1.600 bolívares una arepa, 9.000 bolívares un kilo de carne molida, etc. Tres mil bolívares equivalen a un euro, una economía dolarizada dada la hiperinflación de un país que solo sembró petróleo, creando una económica fuertemente dependiente. El campo venezolano es fértil, de una hectárea de frijoles se obtienen más de mil kilos de frijoles, el país reúne condiciones para alimentar a más de cien millones de personas hoy con carencias básicas. Hemos pasado del petróleo a 1oo dólares el barril de los "indios tabaratos" y una clase media visitando los centro de cirugía estética en Madrid y Miami, a ver los hospitales sin material básico y los niños desnutridos. La Revolución Bolivariana únicamente les dio un tirón de orejas a los de siempre, que eran los mayores consumidores de whisky del mundo, comprando mansiones en Miami o en Madrid. Mientras la Revolución Bolivariana hace declaraciones para la galería, maltrata a los agricultores en nombre de un supuesto socialismo, interviene fincas que producen alimentos, crea inseguridad en las empresas y en empresas agrarias que han apostado por mantener la producción. Además, fija precios agrarios con costes superiores a los que pagan a los agricultores. Por otra parte, la inseguridad, el secuestro y el robo hacen aún más grande la problemática en la actividad agraria. Como ejemplo esta la intervención de Agroisleña y otras empresas básicas en inputs en el campo (dedicadas al almacenaje, el asesoramiento o la distribución), cuyo papel ha sido ahora sustituido por la burocracia de la administración o por el llamado "bachaqueo" (mercado negro de Venezuela), sembrando escasez y miseria.

De los petrodólares a las petromiserias. La llamada Revolución Bolivariana se encontró con petróleo a 100 dólares el barril, un manantial que manaba cuatro millones y medio de barriles diarios, es decir, quinientos millones de dólares, creando un mundo de farándulas, regalos, petrocaribe y fiestas para los de siempre. A los campesinos los olvidan y maltratan, muchos eran isleños, que habían creído en aquel país, invirtiendo y mejorando explotaciones que ahora, en nombre de la supuesta revolución y el malandraje, marginan y aburren, aunque sean los únicos productores de comida. Y todo esto en una coyuntura en la que se carece de dólares para importar, haciendo que la comida sea un bien escaso, en uno de los pueblos más ricos en suelo y agua de América latina.

Sean estas líneas de cariño y respeto a quienes han hecho y siguen haciendo surcos en este país para sembrar bienestar a dicho pueblo aunque tememos que parte de la solidaridad de estos días mira más para el petróleo que para los venezolanos.