En unos años hemos pasado de una isla de
secano, que miraba para las nubes, las cabañuelas y el almanaque, a un
territorio que solo mira a la pantalla del móvil para saber si saldrá agua por
el grifo o si tendremos agua para regar. Hemos pasado de la cultura del trabajo
y el esfuerzo, de los alumbramientos en pozos y galerías, sorribas, canales,
estanques, etcétera, a una cultura libresca alejada del medio. Ahora queremos
que papá y mamá administración construya y remiende canales y estanques,
olvidando lo pequeño y lo local, lo que sabíamos hacer.
Antes las lluvias anunciadas en los almanaques no visitaban nuestros campos y la cosecha se perdía. Ahora ejecutamos caras obras con dinero de todos que no mejoran tampoco la situación del campo. No podemos seguir cargando nuestra geografía de obras que no sirven más que para la inauguración.
Se
habló no hace mucho de tubos de 400mm para llevar el supuesto “Ebro” de la
Laguna de Barlovento hacia el oeste, añadido al existente canal
Barlovento-Fuencaliente. Confundimos el monte verde bajo las nubes del alisio con
las lluvias torrenciales del monzón asiático. Los barrancos del norte de La
Palma tienen un cauce limitado y que en contadas ocasiones corre el agua por
los mismos. Por poner un ejemplo, por el barranco de la Herradura a lo largo de
70 años no ha corrido el agua creo que ni en 15 ocasiones y que hasta tiene una
pista de tierra abierta por el cauce todo el año. Este es un asunto que ya
traté en 1982 en el libro Agricultura en la isla de La Palma (pag. 34).
La
balsa de Vicario es una referencia de esta situación, como supuesto “eje” del
agua en el oeste de La Palma: se alimenta supuestamente con una canalización
desde La Laguna de Barlovento, mediante tubos de 250mm colgados de las paredes
de los barrancos más profundos de Canarias, y ello a pesar de que se le redujo
el diámetro de los 400mm inicialmente proyectados.
Los
técnicos parecen ignorar que el barranco de las Angustias es el que más agua
vierte al mar de Canarias, superando con mucho el de la Aldea en Gran Canaria,
que tiene varias presas en su cuenca. La orientación abierta a las borrascas
del suroeste y las paredes del parque nacional que hacen de embudo intensifican
las precipitaciones, siendo la explotación de las aguas de la Caldera tema
ignorado durante los últimos años.
Veamos
cuales son los principales depósitos para embalsar agua de invierno en La
Palma:
RESERVA DE AGUA |
CAPACIDAD (M3) |
La Laguna
de Barlovento |
1.767.134 |
Adeyahamen |
345.221 |
Bediesta |
179.890 |
Las Lomadas |
98.695 |
Los Galguitos |
110.885 |
Manuel Remón |
133.000 |
Cuatro Caminos |
108.000 |
Dos Pinos |
400.000 |
Punta Gorda |
113.603 |
Madre del Arco |
107.102 |
La Caldereta |
110.177 |
Vicario ( en obras) |
1.400.000 |
TOTAL |
4.873.707 |
Es
de destacar que en torno a los años 80 del pasado siglo contábamos almacenados
en los estanques del valle de Aridane en torno a 5 millones de m3. Si pensamos
en las inversiones del IRYDA, con las que entre 1947 y 1967 se construyeron en
La Palma 156 estanques con unos 2,5 millones de m3, localizándose la mayoría en
el valle de Aridane (Agricultura de exportación en Canarias 1940-1980, pág..
108).
Ahora
sufrimos la crisis económica y cultural ya que los hijos de la sequía
intelectual no miran para el campo. Vivimos en un modelo social que ha roto con
un pasado de austeridad en el que el agua y la sorriba eran referencia de
progreso y estabilidad social. Nos olvidamos de que los recursos son limitados,
y que debemos todos gestionarlos con la máxima eficiencia, cosa que sabíamos
hacer en las comunidades de regantes o en la gestión de pozos y galerías que
ahora ignoramos. Hemos separado el agua de la tierra, mirando a papá y mamá
administración para que nos resuelva los problemas, esperando que las
soluciones vengan de organismo públicos con técnicos y políticos que en muchos
casos no hablan con los agricultores o están en Belén con los pastores.
La
balsa de Vicario es un ejemplo de libro de lo que no debemos hacer. Es una
inversión de más de 9 millones de euros con numerosos interrogantes técnicos
para resolver un grave problema de agua en la comarca tanto para su llenado
como su terminación. Hemos ignorado la sabiduría campesina, que en el caso del
pozo de La Prosperidad de Tijarafe actuó como Fuente Ovejuna para defender los
intereses comunitarios.
Vicario
no va a obtener agua de La Laguna de Barlovento, por que los caudales solo
existen sobre el papel. Algunos técnicos y políticos soñaron con unos recursos
que no existen en el territorio. En Vicario estamos haciendo un lagar sin
plantar la viña. Sobran tubos y falta sentido común; claro que hemos de
aprovechar las aguas de escorrentía de los barrancos con dinero público, pero
no podemos esperar que los barrancos machorros en el norte de La Palma tengan
supuestos ríos para llenar grandes embalses.
Necesitamos
contar con las Haciendas de Argual y Tazacorte para un mejor aprovechamiento de
las aguas de la Caldera y por supuesto en cualquier otro barranco con
escorrentías de la isla, así como evitar que las aguas de las galerías se
viertan al mar en invierno. Las crisis nos deben enseñar más que los éxitos,
aprendamos a gestionar mejor nuestros recursos y no a soñar con soluciones
mágicas de obras faraónicas. Los que hemos regado alumbrando con un mechón en
un bote lleno de petróleo amarrado a un palo por carecer de depósito y
necesitar guardar el agua de la noche no nos debemos acomplejar porque ahora
nos llamen campesinos, cabuqueros, canaleros o galeros. A todos nos tiene que
preocupar hacer un buen uso del agua, mejorando la vida de los campesinos y sin
deteriorar nuestro medio.
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